Noche de Difuntos

Ya había caído la noche, cuando las calles quedaron totalmente vacías  El toque de queda era inminente al anochecer desde que llegara el otoño a esas tierras. Los mas viejos del lugar, contaban, que en la noche de difuntos, la Muerte rondaba las calles en busca de una victima que llevarse al otro lado. Un lejano aullido de un lobo solitario atravesó el frío aire de la aldea, al mismo tiempo, que el viento gélido del norte comenzó a soplar. Arrastraba las hojas muertas de los árboles con suma parsimonia por el embarrado suelo, depositándolas a la puerta de una vieja casa, abandonadas a su suerte, como la aldea esa misma noche. Dentro de las casas, sus habitantes, encendían velas para espantar la oscuridad que les rodeaba y sobre todo, el miedo que les rondaba. Rezaban toda la noche, hasta el amanecer. Y lo hacían año tras año, sin aceptar todavía, que todos estaban muertos desde hacia décadas. Habían evitado a la Muerte y por eso, la oían rondar todas las noches de difuntos. De tanto miedo que le tenían, quedaron condenados para siempre en la aldea maldita.

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