Durante varios meses, había visto la vida desde las alturas. Y mientras descendía hacia su descanso eterno. Recordó el canto de los pájaros, las risas de los niños jugando alrededor de su casa, las suaves gotas de agua sobre su cara y que les hacia sentir bien, viva. Las canciones del viento que tanto le gustaba ella y a sus hermanas, haciéndolas bailar con alegría  En cambio, ahora, mientras caía al suelo, ya con el color de la nueva estación, la hoja de chopo se despidió de su vida dando gracias a Madre Tierra por haberle dado vida.

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